25 de octubre de 2021

Reflejos

 Le gusta mirarse en los escaparates.

Mientras pasea, gira la cabeza a cada paso para verse reflejada en los enormes ventanales que cubren las fachadas de las tiendas. Finge interés en los expositores, cuando en realidad el único atractivo que ve en ellos es su figura reflejada en el cristal. También lo hace en los portales, aquellos más nuevos que carecen de barrotes, esos en los que pueda mirarse como en un espejo. A nadie engaña, aunque poco le importa.

Observa cada zancada, el efecto de sus pasos en el vuelo de su falda, el movimiento de los brazos. Se admira sin pudor, sin tratar de esconderlo. ¿Qué más da que la miren? Le gusta ser observada. Sus piernas siguen el ritmo de sus auriculares, la banda sonora de ese instante de su vida. Se ve tentada de dar una vuelta sobre sí misma con las últimas notas del rock resonando en sus oídos. Le cuesta, pero se reprime.

En vez de eso, sonríe a su reflejo en la próxima ventana. Se mira desde fuera. Se analiza. ¿Es así como la percibe el resto del mundo? Se atiza el cabello y mueve la cabeza con dicha. Hoy está contenta. La han ascendido en el trabajo. Se nota. La gente a su alrededor se contagia de su sonrisa, amplia como sus pasos.

En ese instante, anonadada por su propia imagen, sube el volumen de la siguiente canción. Un chute de energía con el que casi vuela por la acera. Se siente poderosa observándose. Si pudiera, incluso le hablaría a su reflejo. Se ríe de su ocurrencia en voz alta, ni siquiera se ha dado cuenta. Prosigue con su monólogo interno, con su pasión por sí misma.

Con la sonrisa grabada en los labios y la canción a todo volumen, se mantiene ajena a lo que sucede su alrededor. A los gritos que tratan de advertirle, a las señales que ha pasado sin prestar atención. Tampoco ha visto al chico que le grita desesperado y corre tras ella para evitar lo peor. Tan emocionada como está, con sus pasos decididos, apenas si queda tiempo para que alguien la pare. Su atención sólo se centra en una cosa: ella misma. Lo último que observa es el reflejo de sus tacones metalizados cayendo en picado por un agujero.


Cuando se parte el cuello, todavía tiene la sonrisa grabada en los labios.

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